El cambio climático y la creciente preocupación por la reducción de las causas que lo generan ha llevado a una mayor conciencia sobre la importancia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades que los humanos realizamos día a día.
En este contexto, las estrategias de mitigación de la huella de carbono se han vuelto esenciales en la búsqueda de un futuro más sostenible. Estas estrategias buscan implementar objetivos de reducción, ejecutar acciones eficaces para reducir estos impactos y realizar un seguimiento de su implementación.
En este artículo te contaremos qué son las estrategia de mitigación de huella de carbono, cómo se debe delinear un plan de mitigación y daremos algunos ejemplos puntuales para reducir emisiones de Alcance 1, 2 y 3.
Antes de sumergirnos en las estrategias de mitigación, es crucial entender el concepto de la huella de carbono. La huella de carbono es la cantidad total de gases de efecto invernadero, expresada en equivalentes de dióxido de carbono (CO2e), que una organización, persona, o producto, libera directa o indirectamente a la atmósfera.
Si querés conocer más sobre qué es y cómo se calcula la huella de carbono, puedes leer el artículo en nuestro blog donde te contamos todo sobre este tema.
Comprender la magnitud de esta huella es el primer paso para abordar y mitigar su impacto en el cambio climático. El siguiente paso es reducir esta huella de carbono, y ahí es donde nace la importancia de los planes de mitigación. Para mitigar el indicador de huella de carbono es necesario trazar un plan de reducción de emisiones, que vamos a describir a continuación.
El primer paso antes de diseñar un plan de reducción de emisiones es cuantificar la huella de carbono actual de la organización. Esto implica identificar y calcular las emisiones de gases de efecto invernadero en todas las operaciones, segregadas según alcance y tipo de actividad.
Esto es importante ya que un análisis detallado de huella de carbono permite identificar la procedencia de las mayores fuentes de emisión. De esta forma, es posible dirigir los esfuerzos de reducción hacia las actividades que más emisiones generan.
Una vez cuantificada la huella de carbono, la organización deberá definir metas y objetivos claros y medibles para su reducción. Estas metas deben ser realistas, alineadas con la visión de sostenibilidad de la organización y basadas en la comprensión de la huella de carbono actual.
Según el estándar Estándar de mitigación del GHG protocol, existen distintos tipos de objetivos de reducción:
a. Objetivo de emisiones del año de referencia
Los objetivos del año de referencia buscan limitar el aumento de las emisiones en una cantidad específica en relación con las emisiones de un año base histórico. Los objetivos de emisiones del año de referencia a veces se denominan “objetivos absolutos”.
b. Objetivo de nivel fijo
Un objetivo de nivel fijo es aquel que reduce el aumento de las emisiones a un nivel absoluto en un año objetivo. Los objetivos de nivel fijo incluyen objetivos de neutralidad de carbono, que están diseñados para alcanzar cero netas en una fecha determinada.
c. Objetivo de intensidad para el año base
Un objetivo de intensidad del año de referencia es un objetivo que reduce la intensidad de las emisiones en una cantidad específica en relación con un año base histórico. Cuando hablamos de emisiones intensivas nos referimos a emisiones por unidad de otra variable, por ejemplo, ventas anuales de la organización o cantidad de empleados.
El nivel de emisiones será el numerador, y la unidad de variable será el denominador, en las ecuaciones relacionadas con la contabilización de los objetivos de intensidad del año base.
Ejemplo:
Una vez definido el objetivo a cumplir para la reducción de emisiones, se calcula el “tope” de emisiones que la empresa no debería sobrepasar para ajustarse al objetivo definido.
Luego, es necesario identificar oportunidades dentro de la huella de carbono actual para reducir las emisiones de la organización y alcanzar el objetivo propuesto. Estas acciones deberán priorizarse en función a las actividades que más emisiones generan, de forma de dirigir los esfuerzos e inversiones hacia las actividades que más a las huella de carbono de la organización.
A continuación, de este artículo se detallarán ejemplos de acciones de reducción para los alcances 1,2 y 3.
Una vez seleccionadas las acciones de reducción, se debe desarrollar un plan detallado para implementar las medidas identificadas.
Es necesario que este plan contenga:
A continuación, se detallarán algunos ejemplos de medidas de mitigación de huella de carbono para las siguientes actividades dentro de los alcances 1,2 y 3:
En el caso de desear reducir emisiones relacionadas con el uso de combustibles fósiles en vehículos que sean propiedad de la organización, algunas de las medidas que se pueden proponer son:
Para reducir las emisiones de Alcance 2, es necesario en primera instancia implementar todas las medidas posibles de eficiencia energética. La eficiencia energética es clave para reducir la cantidad de energía consumida, disminuyendo así las emisiones asociadas. Algunos ejemplos son:
Para reducir emisiones asociadas al tratamiento de residuos, es posible implementar prácticas que eviten su disposición en rellenos sanitarios, como por ejemplo:
Las tácticas de mitigación de la huella de carbono representan una estrategia fundamental para reducir la contribución de las organizaciones al cambio climático.
En primera instancia, es necesario conocer la huella de carbono de la organización, y posteriormente trazar objetivos claros de reducción acompañados de acciones que involucren a todos los sectores de la empresa.
Algunas acciones incluyen la reducción en el uso de combustible, uso eficiente de la energía y reducción de los kilos totales de residuos dispuestos en rellenos sanitarios.
Al adoptar estas estrategias, estamos dando pasos concretos hacia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la construcción de un mundo más sostenible para las generaciones futuras.
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