En el 2015 se aprobó un acuerdo que transformó el rumbo mundial de la acción climática, este es el Acuerdo de París. Después de años de discusiones sobre quien tenía que hacer qué, trabas y complicaciones, el acuerdo finalmente empujó al mundo a unir esfuerzos para mitigar el cambio climático, adaptarse a sus efectos negativos y asegurarse de que los países en desarrollo obtengan el soporte necesario para hacer esta adaptación.
La mitigación del cambio climático consiste en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y en el aumento de los sumideros (los sumideros son los mecanismos de captura de dióxido de carbono, como ser los árboles u otras tecnologías más modernas como la de Carbon Capture and Storage). La adaptación consiste en construir o modificar la infraestructura y los sistemas naturales para reducir las consecuencias del cambio climático sobre la vida humana y los ecosistemas.

LAS BASES DEL ACUERDO DE PARÍS
El Acuerdo de París es un documento legal que establece un marco para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que son los causantes del calentamiento global y por ende el cambio climático. El objetivo final es establecer compromisos para que el promedio de la temperatura mundial no se incremente más de 2 grados, e idealmente no más de 1,5 grados. El cambio climático tiene muchísimas consecuencias que afectan sobre todo a los países en vías de desarrollo; si querés saber más sobre esto hace click acá.
El acuerdo fue firmado en el 2015 por 195 países en la COP 21. Los festejos se vieron afectados por el retiro de los Estados Unidos del Acuerdo durante el gobierno de Trump, pero por suerte ahora que Biden es presidente ya dijo que una de sus primeras resoluciones será reincorporarse al Acuerdo.
El Acuerdo de París también es clave para poder cumplir con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Más allá de regular las emisiones, el Acuerdo está estrechamente relacionado con la seguridad alimentaria, el desarrollo equitativo y la importancia de proteger todos los ecosistemas. Para más información sobre los ODS hace click acá.
EL CAMINO AL ACUERDO DE PARÍS
Para llegar al Acuerdo de París la comunidad mundial tuvo que transitar por un largo camino que comenzó en 1992 con la Cumbre de la Tierra y la creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). Luego en 1997 los países adoptan el Protocolo de Kyoto con el objetivo de establecer un marco obligatorio para la reducción de gases de efecto invernadero que comprometía únicamente a los países industrializados firmantes y empezó a regir recién en 2005. El Protocolo de Kyoto, una vez alabado por ser la solución al problema, realmente no funcionó como se pretendía.
En el 2010 los países adoptan los Acuerdos de Cancún. El punto más relevante fue la creación del Fondo Verde del Clima para financiar mecanismos de mitigación y adaptación en los países en vías de desarrollo; también fue cuando se introdujo la adaptación como un elemento indispensable. En el 2014 los países adoptan el Llamado de Lima para la Acción Climática que establece puntos clave del Acuerdo de París. Acá es donde surge la idea de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs por sus siglás en inglés). En las NDCs cada país establece por sí mismo cuánto va a reducir las emisiones y para cuándo lo va a hacer. Las mismas también establecen que se deben revisar cada 5 años y solo se puede aumentar los esfuerzos (no se puede establecer objetivos más bajos).

El 2015 fue el año clave. En la Cumbre de las Naciones Unidas se aprobó la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Luego en la COP21, también en 2015, finalmente se aprobó el Acuerdo de París. El acuerdo sienta las bases para transformar el sistema de producción mundial hacia modelos bajos en emisiones. Ya a fines de 2020 muchos países entregaron las nuevas NDCs.
Si querés analizar como tu empresa puede medir, reducir y compensar sus emisiones para ayudar a cumplir con el Acuerdo de París, escríbenos.